El señor Jesús, para darnos entender quien es Él para nosotros, se da a conocer mediante muchos signos y formas, "yo soy la luz del mundo", "yo soy el buen pastor", "yo soy el pan vivo bajado del cielo" y hoy, igual que el domingo pasado se nos da a conocer como la vid, "yo soy la verdadera vid y mi padre es el viñador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto". El Viñador: Dios Padre, la Vid: Jesús y los sarmientos o las ramas: Nosotros.
Con este ejemplo, Jesús nos quiere decir que sin Él no somos nada, si no permanecemos junto a Él, todo lo que hacemos será en vano. Una nevera para enfriar necesita estar conectada a la corriente, si está desconectada ¿Cómo creen ustedes que va a enfriar?, un televisor, para reproducir la imagen, necesita estar conectado a la corriente, y si está desenchufado, ¿Cómo creen que va a prender?, necesita una fuente de energía para poder trabajar, igual nosotros, para poder actuar, para poder vivir, necesitamos estar conectado a esa fuente de vida que es nuestro señor Jesucristo. "Permanezcan en mi y yo en ustedes".
Cuando se hacen cosas sin tener a Jesús presente, es difícil que salga bien, mejor dicho, es imposible. Cuando un matrimonio no tiene a Jesús presente, entran los conflictos, las discusiones, el divorcio. En la vida de la vocación sacerdotal, cuando un joven no tiene a Jesús presente en su vocación y sólo piensa para fines propios, "que si voy a tener un rango en la sociedad, que si me van a respetar, que voy a ser el que manda", se le presentarán tentaciones y no va a ser capaz de vencerlas, porque no tiene a Jesús presente.
Si no tenemos a Jesús presente en medio de nuestras vidas, estamos totalmente desconectados de la vid, pareciéramos a una nevera desenchufada, es decir, si no estamos con Jesús, no servimos para nada, si somos una rama que no está unida al árbol, nos secamos, no servimos, y lo que no sirve se bota, así de sencillo. ¿Cómo vamos a dar frutos si estamos desconectados de la fuente de vida? Es imposible. De una rama no puede brotar un mango si no está unida al árbol, lo mismo pasa con nosotros, si en nuestras obras no tenemos presente al Señor.
Es verdad, hay situaciones en la vida que son fuertes, y son obstáculos para estar conectados a esa vid y pensamos, que Dios nos está cortando, pues no, todos estos obstáculos, todos estos problemas, son para fortalecernos, cuando el sembrador poda las ramas del árbol, es para embellecerlos, para ponerlos bonito. Lo mismo pasa con nosotros, cada vez que Dios nos poda, es verdad, duele, pero es para ponernos bellos, sólo hay que confiar en Él, para que en medio de esos obstáculos Él nos dé la fortaleza.
Estar conectado a la vid, no significa estar conectado y ya, sino confiar en Jesús, permanecer siempre en su amor "si permanecen en mi y yo en ustedes pidan lo que quieran y se les concederá", Confiemos siempre en el señor, tengamos la fe, que si estamos conectado a Él, todo saldrá bien, si estamos unido a Él, tendremos la verdadera felicidad, la verdadera alegría. El evangelio termina, invitándonos a que demos frutos abundantes, para en ser un verdadero discípulo. Ser discípulo de Jesús no consiste en tener una biblia, un rosario, un pan diario, un catecismo, o una imagen de la Divina Misericordia, sino en que por nuestro testimonios nos reconozcan como Cristianos, por nuestros frutos Dios sea glorificado. En una misión, lleves lo que lleves, tengas lo que tengas, si no tienes a Cristo y no lo vives, todo es en vano. Hermanos, vayamos pues a que con nuestro testimonio de vida, nos reconozcan y sepan que en verdad estamos conectado a la vid, a la fuente de vida, a Jesucristo, la primera razón de nuestras vidas. Amén.
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