Hoy la palabra de Dios, igual que el día de ayer, nos invita a dejarlo todo para recibirlo todo. El día de ayer el evangelio hablaba sobre la historia del joven que no quiso dejarlo todo por Jesús, en la reflexión de ayer invita a que seamos fieles al llamado de Dios, a que dejemos todo lo que nos impide seguirle, dejemos de ser necios, y respondamos al llamado que Jesús nos ha hecho: permanecer siempre en su amor, un llamado apasionante, que nos invita a seguir y a dejarlo todo por Jesús. Ayer Jesús nos invitaba a dejarlo todo por Él y hoy nos habla sobre qué ganaríamos si lo dejamos todo por seguirle.
Pedro le dice a Jesús, que ellos ya han dejado todo para seguirle, y Jesús les asegura que nadie que haya dejado casa, familia, tierras, por seguirle y por su palabra, dejará de recibir en esta vida, cien veces más de lo que dio y en el otro mundo la vida eterna. No hay algo más hermoso que abandonarse en las manos del señor, que dejarlo todo por Él, es reconocer que somos frágiles y sin Él no somos nada, es reconocer que a pesar de todo lo que tenemos, que a pesar de todo lo que hemos ganado, que a pesar de todo lo que la vida nos ha dado, sin Dios no tenemos ni somos nada.
Cuántos Pedros hay en el hoy que le dicen lo mismo a Jesús, "Señor ya hemos dejado todo para seguirte", pero lo dicen con una actitud de "te doy para que me des", "Señor, si tú me haces esto, yo te llevo todos los domingos un ramo de flores", "Señor, si tú me haces esto, voy a caminar 20 Km de rodillas", es verdad que Dios es fiel a las promesas, que si pedimos con fe, Dios concederá lo que le pedimos, pero el seguirle no es un "toma y dame", el seguir a Jesús es dejarlo todo, sabiendo y confiando en que Él proveerá, sabiendo y confiando en que Él me dará el ciento por uno de lo que deje; eso es el dejarlo todo por Cristo, confiar en que con Él tendremos aún más de lo que teníamos.
Hay una frase que a cada rato repito, "Seguir a Cristo no vale la pena, vale la vida", y esa es la verdad, ¡seguir a Cristo vale todo! sólo debemos confiar que lo que Él nos quita es para darnos algo mejor. Hay un pasaje bíblico que habla de la vid y los sarmientos, y nos dice que el jardinero poda las plantas para que sigan dando frutos, un jardinero poda las plantas para ponerlas más bonitas; lo mismo hace Dios con nosotros, él nos poda para que sigamos dando frutos, y el camino del seguimiento a Jesús consiste en eso, en muchas podas, que Dios nos hace para fortalecernos, nos quita muchas cosas, pero como dice el evangelio de hoy, recibimos el ciento por uno. Si uno vive aferrado a lo que tiene y a lo que somos, no se podrá experimentar la verdadera felicidad que da la libertad, la gratitud y la generosidad; pero si alguien deja algo valioso para su vida, por seguir a Jesús, nunca quedará defraudado.
Así como el joven rico se entristeció al oír a Jesús que le pedía el desprendimiento de su riqueza, el que pone en práctica esa pobreza siente alegría, paz y liberación interior, porque la verdadera riqueza es cumplir las enseñanzas de Jesús. Se cumple así la palabra del mismo Señor: “hay más alegría en dar que en recibir”. ¡Seamos partícipes de esa felicidad! esa alegría de confiar en Jesús, de confiar en que Él proveerá y quien lo deja todo por Él, lo recibe todo, aún más de lo que dejó. porque seguir a Cristo no vale la pena, ¡vale la vida!. Todos estamos llamados a seguirle, a dejarlo todo, a conocerlo y a amarlo, porque Jesucristo, es la primera razón de nuestras vidas.
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