#YoSoyEvangelizadorDeLasRedes.

Cada día Dios nos habla, cada día Dios nos da un mensaje para que sigamos adelante, para que seamos testimonio de Él. Para escuchar la palabra de Dios no hace falta estudiar y estudiar, solo hay que disponerse a escuchar, a saber escuchar, a dejarse enamorar y sorprender por el amor de los amores. Este blog consiste en las reflexiones del evangelio del día. Cada día Dios tiene una palabra para nosotros y a su vez, algo diferente, algo aún mejor que lo de ayer, solo hay que confiar en su palabra y entregarse a él.
Evangelizar las redes es una misión que debemos tener, a veces las redes sociales son los lugares donde hacen falta más evangelización, comuniquemos que Cristo es la razón de nuestra existencia, comuniquemos que sin Cristo no somos nada, llevemos la palabra a todas partes, sin miedo, para que podamos decir #YoSoyEvangelizadorDeLasRedes.

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jueves, 28 de mayo de 2015

AMOR EXTREMO

     
Hoy la iglesia celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote; fiesta que se celebra el jueves después de Pentecostés. Un día para amar el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros. Para agradecer a Cristo este gran regalo. ha de ser un día para agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta. El sacerdote actúa en la persona de Cristo. Perdona con el perdón de Dios, lleva su Palabra que se encarna en su propia palabra, perpetúa la presencia real de Cristo entre nosotros.

  El amor y la fidelidad son más fuerte que la muerte

   La primera lectura tomada del libro del profeta Isaías es muy fuerte, nos habla de todo lo que soportó Jesucristo en su pasión, pero más allá de ese dolor que anunció Isaías en esa profecía, hay que ver ese gran gesto de amor extremo de Jesús hacia nosotros, este siervo sufriente del que nos habla Isaías prefigura la entrega total de Jesucristo. Una pasión dolorosa, dice la lectura que muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, ya no  tenía aspecto de hombre. Nadie pensaba que ese siervo, humillado, maltratado, masacrado, iba a ser aquel que cambiaría el mundo, iba a ser aquel que dividiría las historia en dos, pero más allá de este  anuncio que hizo Isaías sobre los sufrimientos de este siervo, hay que comprender que el amor y la fidelidad son más fuerte que la muerte. 

      Jesucristo no se entregó en la cruz porque él quería sufrir, porque le encantaba que lo maltrataran, algunos pensarán que solo a Jesucristo se le ocurrió entregarse, o que Jesús era un masoquista, no, Jesús no se entregó por su disposición emocional, sino por su fe, una fe que estaba basada en la obediencia a su padre. Cuando Jesús estaba orando en el huerto, sudó sangre, ese sudor era porque la presión era tan fuerte, que sus venas reventaron, su presión era porque no quería caer en la tentación, y es por eso que en su agonía, ora y dice "Padre, si es posible, aparta de mí este caliz, pero que se haga tu voluntad" Jesús no quería pasar por ese sufrimiento, no creo que haya alguien que quiera que lo maltraten así, pero Jesús fue a la cruz por obediencia; Él le pidió que si era posible, el no pasara por ese sufrimiento, pero que se haga siempre su voluntad, y Él fue obediente a la voluntad de Dios, y por obediencia Dios le concedió el nombre sobre todo nombre, como dice el pasaje de la carta a los filipenses, y vemos aquí que Isaías luego de anunciar todo ese sufrimiento, anuncia que Dios le dará una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos. 

     Luego del sufrimiento viene la alegría, porque sin pasión no hay gloria. Jesús pasó por todo eso, por todo ese sufrimiento por amor a nosotros, por un amor extremo, dice la palabra que no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos, y no le bastó con dar la vida por nosotros, no le bastó con sufrir todo lo que sufrió para que su pueblo no sufriera, sino que antes de su pasión aseguró que siempre iba a estar con nosotros y estableció esa alianza eterna de la que nos habla el evangelio de hoy.

Incomparable amor, amor extremo

      El evangelio de hoy habla de ese amor infinito, de ese milagro de amor incomparable, extremo y eterno. Jesús quiso quedarse con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y lo hace con este milagro de amor infinito. Jesús como buen judío seguía las costumbres de su pueblo. La cena de la pascua era una de esas costumbres, y cada uno de sus elementos tenía un significado: el pan ácimo representaba el pan del maná en el desierto, las hierbas amargas representaban esa amargura, que vivieron cuando eran esclavos de Egipto, y a los panes le untaban una especie de mermelada, hecha de manzana y canela, que representaban las mezclan que hacían los esclavos para construir las construcciones que pedía el faraón. Jesús quiso también, conmemorar esa cena, y no la abolió sino que la perfeccionó y estableció una alianza nueva y eterna: nos entregó el pan convertido en su cuerpo y el vino convertido en su sangre. Ese es el amor extremo de Jesús hacia nosotros, que Él siendo el Rey, se queda con nosotros en ese humilde pan. Este es el amor infinito de Jesús, que Él mismo se entrega como ofrenda para ser el sacrificio por el cual hemos sido salvado, tal como lo hizo en la cruz.

      Hay una frase muy importante en esta lectura, con ella Jesús instituyó el Sacerdocio: "Hagan esto en memoria mía", desde ese momento, y esta tradición ha continuado hasta nuestros días, y continuará siempre, porque es una alianza nueva y eterna. hoy en el altar, se hace lo mismo que hizo Jesús con sus discípulos hace más de dos mil años entorno a la mesa. Jesucristo por medio del sacerdote, se hace presente en el altar, y no es un símbolo, sino que es Él, quien viene aquí para que nosotros vayamos a Él. ¡Seamos fieles a ese amor!. Hoy día de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, oremos por los sacerdotes, porque por medio de sus manos es que hoy seguimos haciendo eso en su memoria, por medio de sus manos ese Pan y ese Vino se convierte en su Cuerpo y Sangre, y no es que sea el Sacerdote quien lo convierta, sino que es el mismo Jesucristo, cada sacerdote es un Cristo en la tierra, que hace eso en su memoria, por medio de las manos del sacerdote, Jesús perdona nuestros pecados. 

      Oremos por todos ellos, por nuestros pastores, para que cada día se santifique más y más su ministerio y oremos por el aumento de las vocaciones, porque hay una verdad muy clara: Sin Eucaristía no hay Sacerdotes, y sin Sacerdotes no hay Eucaristía. Joven, si sientes el llamado a ser testigo de este amor infinito, ¡No tengas miedo!, la vida sacerdotal es una vida apasionante, en donde por medio de ti Jesucristo derrama su amor incomparable, no tengas miedo a cumplir la voluntad de Dios, no tengas miedo a tener una vida realmente apasionante, como siempre digo: que no vale la pena, sino la vida. Oremos para que cada día hayan jóvenes que quieran darlo todo por aquel que lo dio todo por nosotros, que quieran conocer y amar a Cristo, la primera razón de nuestras vidas.


miércoles, 27 de mayo de 2015

SIRVAMOS A AQUEL QUE VINO A SERVIR

   
     El evangelio de hoy (Mc 10; 32 - 45) nos presenta una petición que Santiago y Juan le hicieron al Señor: "Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Ciertamente que estos apóstoles no sabían lo que estaba pidiendo, querían poder, querían sentarse en el trono al lado del Señor, casi nada. Jesús obviamente les dice que ellos no sabían lo que pedían, y les pregunta que si podrán pasar la prueba que Él iba a pasar y recibir el bautismo con que Él será bautizado? y ellos obviamente desorientados sin saber lo que decían respondieron: "Sí podemos". Si nos damos cuenta, al inicio del evangelio, Jesús anuncia su pasión y muerte, es la tercera vez que lo hace, y la prueba que va a pasar es esa que ya había anunciado: su pasión; el bautismo que va recibir es una imagen de la Pasión cercana: según la fuerza original del término griego "bautizar" es "sumergir", Jesús será "Sumergido" en un abismo de sufrimientos. Jesús añadió que Sí, que ciertamente pasarán la prueba que Él iba a pasar y recibirán el bautismo con el cual él será bautizado; y Sí, si pasaron por ese bautismo, y eso está claro: Herodes Agripa hizo morir a Santiago, tal como lo vemos en los Hechos de los Apóstoles (Hch 12; 1-2); su hermano Juan, aunque no sufrió el martirio, no estuvo menos estrechamente asociado a los sufrimientos de Jesús y recordemos que fue Juan quien se quedó al pie de la Cruz, junto a María.

    La misión de Jesús en la tierra no es la de repartir cargos o rangos a los hombres, sino la de sufrir para la salvación de todos, y claro está en el evangelio de San Juan (Jn 3; 17) "Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él"; es por esto que Jesús les dice a los discípulos que eso de sentarse a su derecha o a su izquierda no le toca a Él concederlo; eso es para quienes está reservado, es decir, eso le corresponde al Padre, Dios envió a su hijo a cumplir una misión y Jesús fue fiel a ese mandato de su Padre. 

    Esto que le pidió Juan y Santiago a Jesús, obviamente causó indignación, a los otros diez apóstoles, y Jesús se reunió con ellos y les dijo: "Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes". Nosotros como Cristianos estamos llamados a servirle al Señor, mediante cualquier vocación, sea sacerdotal, sea misionera, sea laical, en fin, todos estamos llamados a servirle al Señor para alcanzar la vocación que todos tenemos: la Santidad; esa es nuestra verdadera ganancia, la santidad, no debemos servir como los políticos, para beneficios propios, sino para el beneficio de todos. Debemos practicar la humildad, si yo soy ministro de la Eucaristía, y veo que no hay nadie recogiendo las ofrendas, ¿mi actitud correcta es decir: "no, no voy a recoger eso, yo soy ministro"? Ciertamente que estamos equivocados, nuestro servicio es para Dios y no para un puesto, y más aún en la iglesia. La iglesia no debe funcionar como un partido político, que todos trabajan para tener un puesto y no para el beneficio de todos; cada uno de los miembros de la iglesia debe trabajar para el bien de todos.

   Esto no significa que no hace falta una autoridad, en las organizaciones,  nuestro catecismo nos dice que "Toda comunidad humana necesita una autoridad que la rija. Esta tiene su fundamento en la naturaleza humana. Es necesaria para la unidad de la sociedad. Su misión consiste en asegurar en cuanto sea posible el bien común de la sociedad". (CIC 1898). Hay una diferencia muy grande, entre ser "jefe" y ser "lider": el jefe desde una silla manda a otros a hacer algo que quede a la perfección y como él le parezca, si no le gustó lo manda a volver a hacer; en cambio el líder, junto a los demás trabaja para que lo que está planeado salga bien, no lo hace desde una silla sino desde el trabajo.

     Ciertamente que los líderes y las autoridades de este mundo deben seguir el ejemplo de Jesucristo, que no vino a ser servido sino a servir, si Jesús hubiese venido a ser servido, no le hubiese lavado los pies a sus discípulos, Jesús era un hombre que no se quedaba encerrado en las sinagogas, sino que salía a la calle, que no se reunía con los de "alto rango" sino con los más pobres, un hombre que en cada obra demostró su humildad, definitivamente nuestro Dios es el rey de la humildad. En el mes de diciembre del año pasado, leí una reflexión que decía: "Todo niño quiere ser hombre, todo hombre quiere ser rey, todo rey quiere ser dios, solo Dios quiso ser niño". La humildad del Señor es tan grande, que no le bastó con crearnos, sino que bajó a estas tierras, se hizo hombre a igual que nosotros, fue humillado y masacrado por nuestra salvación. 

     Por eso quisiera terminar esta reflexión con el cántico de la Carta a los filipenses (Flp 2; 6-11) "Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.". Te invito a que tu servicio no sea para un cargo, sino para el bien de todos, que tu servicio no sea para una ganancia en esta vida, sino una ganancia en la vida eterna, que todos trabajemos para todos, para el bien de todos, tal como lo hizo Jesucristo, se entregó por nosotros, se humilló por nosotros, y siendo el Rey de Reyes, siendo el Señor de Señores, cada día se hace presente en el altar, y está esperando por nosotros en ese Pan, que nuestro servicio sea a aquel que lo dio todo por nosotros, Jesucristo, la primera razón de nuestras vidas.


martes, 26 de mayo de 2015

DEJARLO TODO PARA RECIBIRLO TODO

     
     Hoy la palabra de Dios, igual que el día de ayer, nos invita a dejarlo todo para recibirlo todo. El día de ayer el evangelio hablaba sobre la historia del joven que no quiso dejarlo todo por Jesús, en la reflexión de ayer invita a que seamos fieles al llamado de Dios, a que dejemos todo lo que nos impide seguirle, dejemos de ser necios, y respondamos al llamado que Jesús nos ha hecho: permanecer siempre en su amor, un llamado apasionante, que nos invita a seguir y a dejarlo todo por Jesús. Ayer Jesús nos invitaba a dejarlo todo por Él y hoy nos habla sobre qué ganaríamos si lo dejamos todo por seguirle.  
Pedro le dice a Jesús, que ellos ya han dejado todo para seguirle, y Jesús les asegura que nadie que haya dejado casa, familia, tierras, por seguirle y por su palabra, dejará de recibir en esta vida, cien veces más de lo que dio y en el otro mundo la vida eterna. No hay algo más hermoso que abandonarse en las manos del señor, que dejarlo todo por Él, es reconocer que somos frágiles y sin Él no somos nada, es reconocer que a pesar de todo lo que tenemos, que a pesar de todo lo que hemos ganado, que a pesar de todo lo que la vida nos ha dado, sin Dios no tenemos ni somos nada. 
      Cuántos Pedros hay en el hoy que le dicen lo mismo a Jesús, "Señor ya hemos dejado todo para seguirte", pero lo dicen con una actitud de "te doy para que me des", "Señor, si tú me haces esto, yo te llevo todos los domingos un ramo de flores", "Señor, si tú me haces esto, voy a caminar  20 Km de rodillas", es verdad que Dios es fiel a las promesas, que si pedimos con  fe, Dios concederá lo que le pedimos, pero el seguirle no es un "toma y dame", el seguir a Jesús es dejarlo todo, sabiendo y confiando en que Él proveerá, sabiendo y confiando en que Él me dará el ciento por uno de lo que deje; eso es el dejarlo todo por Cristo, confiar en que con Él tendremos aún más de lo que teníamos. 
     Hay una frase que a cada rato repito, "Seguir a Cristo no vale la pena, vale la vida", y esa es la verdad, ¡seguir a Cristo vale todo! sólo debemos confiar que lo que Él nos quita es para darnos algo mejor. Hay un pasaje bíblico que habla de la vid y los sarmientos, y nos dice que el jardinero poda las plantas para que sigan dando frutos, un jardinero poda las plantas para ponerlas más bonitas; lo mismo hace Dios con nosotros, él nos poda para que sigamos dando frutos, y el camino del seguimiento a Jesús consiste en eso, en muchas podas, que Dios nos hace para fortalecernos, nos quita muchas cosas, pero como dice el evangelio de hoy, recibimos el ciento por uno. Si uno vive aferrado a lo que tiene y a lo que somos, no se podrá experimentar la verdadera felicidad que da la libertad, la gratitud y la generosidad; pero si alguien deja algo valioso para su vida, por seguir a Jesús, nunca quedará defraudado.  
    Así como el joven rico se entristeció al oír a Jesús que le pedía el desprendimiento de su riqueza, el que pone en práctica esa pobreza siente alegría, paz y liberación interior, porque la verdadera riqueza es cumplir las enseñanzas de Jesús. Se cumple así la palabra del mismo Señor: “hay más alegría en dar que en recibir”. ¡Seamos partícipes de esa felicidad! esa alegría de confiar en Jesús, de confiar en que Él proveerá y quien lo deja todo por Él, lo recibe todo, aún más de lo que dejó. porque seguir a Cristo no vale la pena, ¡vale la vida!. Todos estamos llamados a seguirle, a dejarlo todo, a conocerlo y a amarlo, porque Jesucristo, es la primera razón de nuestras vidas.

lunes, 25 de mayo de 2015

EL SEGUIR A JESÚS

    
Luego de los 50 días del tiempo de Pascua, luego de la fiesta de Pentecostés, iniciamos nuevamente el tiempo ordinario, y en este inicio de la continuación de este tiempo, el evangelio nos habla del seguir a Jesús con esta historia, la del joven rico. El evangelio nos relata a un joven, a lo mejor igual que muchos, buscando qué hacer con su vida, un joven que a pesar de todo lo que tenía, aún no era feliz, un joven que a pesar de sus riquezas, aún no estaba conforme, él salió corriendo hacia los pies de Jesús y no para pedirle la sanación como hacían otros, no para pedirle un milagro, sino que  este joven fue corriendo a los pies de Jesús, para preguntarle algo que nadie le había preguntado: qué debía hacer alcanzar la vida eterna, en otras palabras: qué debía hacer para tener la felicidad completa; Jesús le dice: bueno, ya sabes los mandamientos: No matarás, no robarás, no cometerás adulterio, no robarás, no cometerás fraudes, no mentirás, honrarás a tus padres. Es decir, Jesús le habló de los mandamientos y si nos damos cuenta, le habló sólo de los mandamientos que debemos cumplir con respecto a nuestros hermanos, no habló de los mandamientos de Dios. Y debido a esto el joven le dice que él cumplía todo eso, él era un buen hijo, él era honesto, él no robaba, era un muchacho puro, era un joven ejemplo a seguir; y le pasó lo que a muchos jóvenes le pasa hoy en día, pensó que con tan solo eso, cumplía con Dios, y no, para cumplir con Dios, hay algo mayor: hay que seguirle.  pero para seguir a Jesús implica muchas cosas, implica dejarlo todo, para recibirlo todo, implica abandonarse a sí mismo; y eso es lo que le dice Jesús al joven: "solo te falta una cosa, ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después ven y sígueme". Cuando nosotros dejamos todo por Dios, es para recibirlo todo, y el seguir a Jesús es recibirlo todo, siempre y cuando dejemos todo. Cuantas cosas no hay en este mundo, que no son malas, dinero, casa, carros, en fin, son cosas buenas siempre y cuando la sepamos utilizar. Pero entre una cosa buena, y Dios, siempre hay que elegir a Dios y esa fue la invitación que Jesús le hizo al joven, a que en medio de tantas cosas buenas que él tenía, eligiera a Dios. 

      Sin embargo, este joven se entristeció, y decidió no elegir a Dios, prefirió todo lo que tenía, y no quiso seguir a Jesús. Cuantos jóvenes no hay como éste del cual nos habla el evangelio de hoy, cuantas personas hay que prefieren el dinero antes que Dios, que prefieren las riquezas antes que Jesús, cuantas personas les cuesta abandonarse a sí mismo, para seguir a aquel que lo dio todo por mi. Jóvenes que andan por la vida a lo mejor con un proyecto de vida hecho, a lo mejor con una carrera de estudios por delante, con un carro, una casa, una buena vida, pero que a pesar de que hacen cosas buenas, le cuesta dejarlo todo por Jesús. El seguir a Jesús implica dejarlo todo, el seguir a Jesús no sólo es rezar el rosario e ir a misa todos los días, el seguir a Jesús no sólo es ayudar a cruzar la calle al anciano, el seguir a Jesús no sólo es comprar y comprar libros que, si es verdad, acrecientan la fe, pero no basta. El verdadero seguimiento a Jesús es abandonarse en Él, es confiar en Él, es confiar plenamente nuestras vidas en sus manos, es dejar que Él nos lleve a donde Él quiera, pero lo más importante, confiar plenamente hasta el punto de dejarlo todo, de dejar todo sin mirar atrás, de dejar todo aquello que aunque sea bueno, no nos colma nuestra felicidad, el seguir a Jesús implica dejarse enamorar por Él, dejarse sorprender, porque cuando Él nos quita algo, es para darnos algo mayor. 

     Jesús no te está invitando a que seas un mendigo, a que seas un indigente; Jesús te está invitando, a una vida verdaderamente apasionante, una vida que consiste en recibir cada día, bendiciones y alegrías por parte de aquel a quien estamos siguiendo. Cuando Jesús dice que es difícil que los ricos entren al reino de los cielos, no lo dice porque es "una traba" para entrar al reino, tampoco lo dice porque existiese una regla que dice que los ricos no entran al cielo, sino que lo dice porque hay ricos que les cuesta entregarlo todo por Jesús, hay ricos que prefieren sus riquezas y no prefieren a Dios, y es por eso que termina respondiendo una pregunta que le hicieron con respecto a quién podrá salvarse, y Jesús respondió que es imposible para los hombres, pero para Dios no. Si nosotros dejamos todo sin mirar atrás, Dios no los multiplicará, porque para Dios nada es imposible.  Seamos fieles al llamado de Dios, dejemos todo lo que nos impide seguirle, dejemos de ser necios, y respondamos al llamado que Jesús nos ha hecho: permanecer siempre en su amor, un llamado apasionante, que nos invita a seguir y a dejarlo todo por Jesucristo, la primera razón de nuestras vidas.

miércoles, 6 de mayo de 2015

PERMANECER SIEMPRE JUNTO AL SEÑOR

    El señor Jesús, para darnos entender quien es Él para nosotros, se da a conocer mediante muchos signos y formas, "yo soy la luz del mundo", "yo soy el buen pastor", "yo soy el pan vivo bajado del cielo" y hoy, igual que el domingo pasado se nos da a conocer como la vid, "yo soy la verdadera vid y mi padre es el viñador.  A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto". El Viñador: Dios Padre, la Vid: Jesús y los sarmientos o las ramas: Nosotros. 
     Con este ejemplo, Jesús nos quiere decir que sin Él no somos nada, si no permanecemos junto a Él, todo lo que hacemos será en vano. Una nevera para enfriar necesita estar conectada a la corriente, si está desconectada ¿Cómo creen ustedes que va a enfriar?, un televisor, para reproducir la imagen, necesita estar conectado a la corriente, y si está desenchufado, ¿Cómo creen que va a prender?, necesita una fuente de energía para poder trabajar, igual nosotros, para poder actuar, para poder vivir, necesitamos estar conectado a esa fuente de vida que es nuestro señor Jesucristo. "Permanezcan en mi y yo en ustedes". 
    Cuando se hacen cosas sin tener a Jesús presente, es difícil que salga bien, mejor dicho, es imposible. Cuando un matrimonio no tiene a Jesús presente, entran los conflictos, las discusiones, el divorcio. En la vida de la vocación sacerdotal, cuando un joven no tiene a Jesús presente en su vocación y sólo piensa para fines propios, "que si voy a tener un rango en la sociedad, que si me van a respetar, que voy a ser el que manda", se le presentarán tentaciones y no va a ser capaz de vencerlas, porque no tiene a Jesús presente. 
     Si no tenemos a Jesús presente en medio de nuestras vidas, estamos totalmente desconectados de la vid, pareciéramos a una nevera desenchufada,  es decir, si no estamos con Jesús, no servimos para nada, si somos una rama que no está unida al árbol, nos secamos, no servimos, y lo que no sirve se bota, así de sencillo. ¿Cómo vamos a dar frutos si estamos desconectados de la fuente de vida? Es imposible. De una rama no puede brotar un mango si no está unida al árbol, lo mismo pasa con nosotros, si en nuestras obras no tenemos presente al Señor. 
        Es verdad, hay situaciones en la vida que son fuertes, y son obstáculos para estar conectados a esa vid y pensamos, que Dios nos está cortando, pues no, todos estos obstáculos, todos estos problemas, son para fortalecernos, cuando el sembrador poda las ramas del árbol, es para embellecerlos, para ponerlos bonito. Lo mismo pasa con nosotros, cada vez que Dios nos poda, es verdad, duele, pero es para ponernos bellos, sólo hay que confiar en Él, para que en medio de esos obstáculos Él nos dé la fortaleza. 
        Estar conectado a la vid, no significa estar conectado y ya, sino confiar en Jesús, permanecer siempre en su amor "si permanecen en mi y yo en ustedes pidan lo que quieran y se les concederá", Confiemos siempre en el señor, tengamos la fe, que si estamos conectado a Él, todo saldrá bien, si estamos unido a Él, tendremos la verdadera felicidad, la verdadera alegría. El evangelio termina, invitándonos a que demos frutos abundantes, para en ser  un verdadero discípulo. Ser discípulo de Jesús no consiste en tener una biblia, un rosario, un pan diario, un catecismo, o una imagen de la Divina Misericordia, sino en que por nuestro testimonios nos reconozcan como Cristianos, por nuestros frutos Dios sea glorificado. En una misión, lleves lo que lleves, tengas lo que tengas, si no tienes a Cristo y no lo vives, todo es en vano. Hermanos, vayamos pues a que con nuestro testimonio de vida, nos reconozcan y sepan que en verdad estamos conectado a la vid, a la fuente de vida, a Jesucristo, la primera razón de nuestras vidas. Amén.