El evangelio de hoy, habla sobre una enseñanza que le dio Jesús a sus discípulos, y nos invita a que la base de nuestra vida sea el cumplir su voluntad. Hay algo muy peculiar en este pasaje y en todos los pasajes del Evangelio, y es que Jesús les hablaba con autoridad, Jesús era claro en sus cosas y en lo que iba a decir, y es así como Él nos habla, con autoridad, pero una autoridad que exige, pero no obliga, una autoridad que te da las herramientas necesarias para construir una base que en verdad sostenga tu vida, pero está en ti construirla.
A veces tomamos nuestro servicio a Dios, como un beneficio propio, como un "hago esto para ganar esto", y es verdad, si nosotros servimos a Dios de corazón, nuestra ganancia está en la vida eterna, hay una frase que los que sirven en el altar junto al sacerdote, dicen al final de la misa, pero no lo dicen en público sino dentro de la sacristía, haciendo una reverencia frente al crucifijo, y es en latín: quien presidió dice "prosit" y ellos responden "in vitam aeternam" que en español vendría siendo "Que lo aproveche" "para la vida eterna", y es así, nuestra ganancia por nuestro servicio a Dios, está en la vida eterna, y no hace falta recordádselo siempre a Dios porque Él lo sabe, e incluso mucho mejor que usted; a veces hay personas que van al sagrario, a pedir cualquier necesidad, y le dicen "Señor, yo soy la que anota las misas en la sacristía, yo soy el ministro, yo soy el monaguillo, yo soy la que barre la iglesia, yo soy la que limpia las ventanas" y le vamos diciendo a Dios todos nuestros servicios, como una especie de reclamo, como un "¿Cómo es posible que me pase esto si yo te hago esto?, como si Dios no conociera lo que nosotros hacemos. Cuando tengamos la oportunidad de ir al Sagrario a pedir por una necesidad, o cuando queramos hablar con Dios, no le hagamos un sermón de todos nuestros servicios, porque Él los conoce y no hace falta que se lo digan, sino que le hablemos directo y con confianza, y el obrará en nuestras vidas.
Jesús es muy claro, para entrar en el reino de los cielos hay que aceptar y cumplir la voluntad de Dios, y esto implica a que nuestro servicio sea un servicio de amor a Dios y a mis hermanos, no servir para ganar un puesto, sino para el beneficio de todos, no podemos construir un castillo sobre una nube, porque se vuelve nada; y Jesús nos pone este ejemplo de la casa construida sobre la roca: "El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba cimentada sobre roca". Si nosotros esperamos y confiamos verdaderamente en la voluntad de Dios, escuchamos su palabra y la ponemos en práctica, hacemos el bien por nuestros hermanos y tenemos presente que Cristo es el centro de nuestra vida y sin Él nada somos, estamos construyendo esa base de piedra, y estamos edificando nuestra casa sobre esa base de piedra. Cada experiencia, cada vivencia, cada cosa que nos pasa día a día, sea buen o sea mala, es para fortalecer esa base, y nosotros estamos llamados a confiar en Dios y a tener presente siempre que todas estas experiencias son para fortalecer nuestra fe. Cada día Dios nos habla, y nos llama, está en nosotros escucharle, y Él nos habla por medio de designios, está en nosotros ver esos designios, y todo esto es para fortalecer esa base, para que nuestra casa está construida allí y nunca se derrumbe, para que la base de nuestra vida, lo que sostenga nuestra vida sea Cristo. Si nuestra base es de piedra, no habrá tormenta que derrumbe nuestra casa, es decir, si lo que sostiene nuestra vida es Cristo, no habrá problema alguno, no habrá perturbación alguna que derrumbe nuestra vida, solo está en nosotros, esperar y confiar en su voluntad y su tiempo.
Si nosotros no confiamos en la voluntad de Dios y nos desesperamos, estamos construyendo nuestra casa sobre la arena y cualquier soplo del viento se va a caer, es como construir una casa de Naipes, una casa podrá estar construida con acero si es posible, con el material de mayor resistencia que haya, pero si no tiene una base fuerte, se va a derrumbar, y así es nuestra vida, si nos dejamos llenar de caprichos y comenzamos a construir castillos en las nubes, cualquier brisa nos va a derrumbar nuestra vida, si comenzamos a hacer el mal, eso no está fortaleciendo mi base, y allí estoy construyendo mi casa en la arena, si nos dejamos comer por el desespero, no estamos construyendo nuestra casa en la base de piedra, es decir, si no depositamos toda nuestra confianza en el Señor, nuestra vida se va a desplomar como una castillo de naipes, como una casa sin base.
Que cada experiencia que vivamos sea buena o sea mala, sea cemento para fortalecer aun más nuestra base, y que esa base sea de piedra; oremos para que nuestras vidas esté siempre sostenida por el amor de Cristo, porque quien tiene a Cristo como base de su vida, no habrá viento alguno que la derrumbe, y de esto trata el seguir a Jesús, esperar y confiar en Él, en estar claro que sin Él no somos nada, en estar claro que Él es el centro y la razón de nuestra existencia. Oremos para que nuestro servicio a Dios, fortalezca nuestra base de piedra, nos ayude a aceptar y cumplir cada día más su voluntad y que tengamos presente siempre, que conocer y amar a Cristo, es la primera razón de nuestras vidas.